Lucila Bertotti

Lucila Bertotti

Manejo sustentable de la producción de frutos nativos patagónicos: mejora y desarrollo del cultivo regional de calafate (Berberis microphylla G. Forst.) y maqui
(Aristotelia chilensis (Mol.) Stuntz). 

Dos de las frutas nativas más comunes dentro del distrito valdiviano, e históricamente utilizadas por los pueblos originarios son el calafate (Berberis microphylla G. Forst.) y el maqui (Aristotelia chilensis (Mol.) Stuntz). El calafate es un arbusto perenne espinoso de la familia de Berberidáceas. Presenta frutos de tipo baya globosa, de color violáceos, agridulces, de alto valor nutricional. Se lo encuentra en una gran variedad de ambientes desde la zona cordillerana hasta la costa. Su importancia en el sistema ecológico radica en su capacidad de ser refugio de especies silvestres (por su alta espinosidad) y fuente de alimento de aves, mamíferos nativos y ganado ovino y caprino. Sus bayas son utilizadas a nivel artesanal para su consumo en fresco y en la elaboración de pulpas, mermeladas, dulces, jaleas, licores, jarabes, vinos, jugos y chutneys. Industrialmente los frutos se destinan a la producción de bebidas sin alcohol, cosméticos y diversos fármacos. El maqui, por su parte, es un arbusto, árbol en algunos ambientes, frutal dioico de la familia de las Elaeocarpáceas que puede medir hasta 4 metros de altura. Suele encontrarse en sotobosques de Coihue (Nothofagus dombeyi (Mirb.) Oerst) y Ciprés (Austrocedrus chilensis (D. Don) Pic. Ser. Et Bizzarri). En términos ecológicos, es una especie pionera que se asocia a matorrales sobre bosque quemado con otras especies secundarias. Su fruto se utiliza principalmente como fuente de alimento, elaboración de conservas y tinturas.

Históricamente, las comunidades locales conocieron y aprovecharon las bondades de la biodiversidad, ya sea como alimento, medicina o textil. a recolección en plantas silvestres de forma depredatoria, supone riesgos de sobreexplotación y degradación del recurso , por ello resulta clave avanzar en nuevos cultivos alternativos y aprovechamiento responsable de nuestra flora, rescatando saberes locales y ancestrales, promoviendo el
desarrollo sostenible de las comunidades en estrecha conexión con la naturaleza.

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